martes, 17 de abril de 2012

Ya son 2 meses sin ti...



   Ya son 2 meses desde que nos dejaste y hoy soñé contigo. Fue una terrible pesadilla: soñé que se cumplía 1 año desde que te fuiste, pero estabas entre nosotros, resucitaste sólo por un día en tu aniversario. Yo sabía de que no iba a durar. Aún así, quería encontrarte para decirte tantas cosas, preguntarte cómo estabas y decirte que no estás sola, nunca lo has estado y nunca lo estarás. Te busqué por todos los lugares en los que solías frecuentar y no te podía encontrar. Sabía que el tiempo se agota y que te volveré a perder otra vez, sin poder siquiera despedirme de ti, sin darte ánimos ni fuerzas, sin decirte que no te hemos olvidado y aunque en cuerpo no estás con nosotros, sí lo estas espiritualmente. Al fin alguien me dijo que estabas en un rascacielos en el centro de la ciudad haciendo una entrevista de trabajo sin sospechar de lo que te iba a pasar de un momento a otro. Corrí con todas mis fuerzas arriba para llegar al tiempo antes de que nos volvieses a dejar e intentar prevenir el suceso, intentar rescatarte de las garras de la muerte. Y en el momento en el que entré en la habitación, casi sin fuerzas de andar, ahogándome después de subir todas las escaleras... te vi resbalar en el despacho y caer por la ventana del último piso, en el que estábamos. Llegué tarde, lo sabía, pero no perdí la esperanza y reuniendo mis ultimas fuerzas rompí a correr para abajo. Las escaleras se me hacían eternas, además cuanto mas rápido corría, más largas se hacían, más desesperación tenía y mis esperanzas se agotaban hasta perderlas por completo... Cuando al fin conseguí bajar y salir del edificio vi unas personas rodeando algo: unos llamaban al médico, otros a la policía, otros chismorreaban. Sabía de que era imposible que sobrevivieras a la caída y me entro pánico sólo de pensar en acercarme y verte sin vida porque en mis recuerdos siempre te veo bien, como el último día que nos despedimos en el aeropuerto. Reuniendo el poco valor que me quedaba y con un miedo tremendo, paso a paso empecé a avanzar hacia ti y te vi moverse, vi q me miraste. Me acerque corriendo y me intentaste sonreír. En este momento ya sabías que nos ibas a dejar, sabías que la ambulancia no podría llegar a tiempo y me intentabas decir algo... Intentabas con todas las fuerzas, las pocas que te quedaban, hasta conseguiste girar la cabeza para mi lado y hacer un leve gesto pidiéndome a que me acercara a tu cara. Pero lo que más me preocupaba es que no sufrieras. Sabía que cada gesto te causaba un dolor insoportable y hacerte hablar, por mucho que quería saber que es lo que me ibas a decir, me parecía una idea terriblemente egoísta por mi parte. Por eso te suplique que no dijeras nada y que no sufrieras. Me miraste como por una parte queriendome decir algo y por otra, agradeciendome que no te exigiera ese esfuerzo. Ahí, en mis brazos, rodeada de la gente y con la ambulancia que acababa de llegar, nos dejaste por segunda vez... Y me desperté con un dolor en el alma que no podía con él pero por otro lado, pude despedirme de ti. Y eso me tranquilizaba.

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