martes, 18 de junio de 2013

La amistad es para siempre

Aunque ya no estés aquí, sigues con nosotros en nuestras memorias y en nuestros corazones. 
   Me acuerdo del día, cuando leí la noticia de tu muerte en Facebook escrita por tu hermano. Pensé que era una broma macabra, porque me parecía tan surreal la idea de tu fallecimiento que ni se me pasó por la cabeza de que podía ser verdad. Me tomé mi tiempo en pensar en lo leído y luego decidí llamarte para contarte las chorradas que pone tu hermano en las redes sociales. Cuando oí su voz en tu móvil, el corazón me dio un vuelco y, tras contarme lo que había pasado, colgué. Creo que tardé varias horas en asimilar lo ocurrido. A la primera no le creí, por esto estaba buscando el número de teléfono de alguien más de tu entorno para confirmar que lo dicho fuera verdad. No le creí, pensé en que era una broma pesada. Sabía, que la gente joven nos deja a diario, pero no en nuestro entorno, no debías ser tú. La verdad es que después estuve en el estado de shock y no recuerdo muy bien que pasó. Tengo una laguna en mi memoria, pero cuando comencé a asimilarlo y comencé a comprender que ya no estás, derrepente me faltó el aire y las paredes de mi casa se me hicieron pequeñas. Salí, fui corriendo a casa de mis padres y, cuando mi madre abrió la puerta, me vio llorando. Me preguntó que pasaba y me acuerdo de que dije las palabras más duras que tuve que pronunciar en mi vida, cada sílaba, cada sonido me sonó como un hachazo: Esther ha muerto. No me acuerdo de lo que pasó a continuación, pero lo que sí sé es que no es verdad, no has muerto. Sigues con nosotros y siempre lo estarás. Por esto, no te digo adiós, te digo hasta pronto.